jueves, 3 de mayo de 2018

CUC: CUATRO DÉCADAS DE SOL A SOL, ORGANIZACIÓN ENTRE MAIZALES Y CAÑAVERALES


Helmer Velásquez

La dicotomía altiplano-costa sur, ha estado signada por explotación y desesperanza. Vida plena y futuro, no tenían –ni tienen aún– cabida en la realidad campesina. La forma de explotación que cañeros, bananeros, algodoneros, cafetaleros y palmeros ejercen sobre el campesino minifundista, condena a estos últimos a pobreza y exclusión. El procedimiento iniciaba con cuasi redadas de braceros campesinos e indígenas que con su familia eran trasladados de “arriba” a la costa, para trabajar de sol a sol, hasta cumplir con la tarea impuesta en el corte. Por siglos esta forma de explotación laboral –pretendió envolverse– como gesto proverbial de los señores de la tierra, hacia las comunidades indígenas y campesinas, para que se procuraran un sostén y a la vez “contribuyeran con el esfuerzo nacional por el desarrollo”. Viejas Patrañas. Al día de hoy: algo ha cambiado, en las formas.

Este sistema de explotación. Con algunos cambios, generados por la lucha campesina, indígena y sindical o impuestos por el sistema económico global. Ha tenido como rasgo fundamental: mantener aherrojados a los sin tierra. ¿Cómo? Impidiendo su acceso a la madre tierra y esquilmando los bienes territoriales. Aquello ya dura por los siglos de los siglos –XVI al XXI. El trabajador, así, sin opción, no puede oponerse a las condiciones laborales que impone la agroindustria: moderna esclavitud, con tareas extenuantes y sin prestaciones laborales. Así, en el medio de aquella oscuridad y bajo el rigor del control militar. De la sabiduría de los pueblos, surgió una idea valiente. Antigua pero fundamental: Organización y lucha. Hito que se concreta entre maizales y cañaverales. Así nace el Comité de Unidad Campesina. Su propuesta es sencilla, pero histórica: que los propios temporeros, jornaleros, cuadrilleros, mozos colonos, se autoorganicen y con Cabeza Clara, Puño Combativo y Corazón Solidario: Reivindiquen su elemental derecho a vida digna.

De aquellos días para acá, transcurren cuarenta años y “el Comité” como dicen los viejos dirigentes, se mantiene en sus mismas: Tierra y buen vivir para el campo. Histórica organización, que transformó las condiciones laborales en el campo. Horadó, con lucha constante las entrañas de este Estado “blanco y elitista” e instaló, para no irse jamás, el pensamiento y la acción de los pueblos indígenas. Este Estado no volverá a ser igual. Demostró –el CUC– que Estado y sociedad, en este país, no podrán gobernar jamás a espaldas de los pueblos indígenas. La vida del CUC, sintetiza la historia de este pueblo. Persistente. Heroica, justa, solidaria: tierra y dignidad.
https://elperiodico.com.gt/opinion/2018/05/03/cuc-cuatro-decadas-de-sol-a-sol/

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