domingo, 31 de enero de 2016

Guatemala. Quiquil: El despertar de una noche de tres décadas

DOMINGO
El 27 y 28 de junio de 1982, el Ejército de Guatemala –al mando del general Efraín Ríos Montt– intentó destruir el caserío Quiquil, en Santra Cruz Barillas, Huehuetenango. La semana pasada, después de 33 años de espera, los familiares enterraron a 49 masacrados.



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    Pavel Gerardo Vega
    pvega@elperiodico.com.gt
    “Yo maté a la gente en el Ixcán, hay que calentarlos porque la muerte ya llegará”, fue lo que se escuchó del teniente Morales el domingo 27 de junio de 1982, narran los testimonios de los sobrevivientes de la masacre.
    Quiquil es un caserío en el ombligo de las montañas de Santa Cruz Barillas, en Huehuetenango. En él viven aproximadamente 90 personas que deben transitar un camino de tierra, curvas y ascensos pronunciados durante una hora en automóvil para llegar a la cabecera del municipio.
    1. La noche
    Sentada en un silla pequeña de madera y rodeada de unas 30 personas de la comunidad, Eulalia Baltazar Pedro, de mirada perdida hacia el cielo, relata que tenía ocho años aquella vez, era una mañana común para su familia. Pero, todo cambió con la lluvia, un aviso de que algo no andaba bien. Los soldados llegaron aproximadamente a las tres de la tarde, entraron a su vivienda, no preguntaron nada; se llevaron a todos y los reunieron con las otras familias en una casa en donde pasaron la noche hostigados por lámparas que alumbraban sus rostros hasta el amanecer.
    Con la incertidumbre de su destino llego el lunes, Quiquil amaneció abrazado de nubes. Un día gris que auguraba aun más tempestad. Ese día ocurrió la masacre. A las once de la mañana separaron a las mujeres y a los niños, les dijeron que fueran a sus casas. Mataron a los hombres y luego fueron por los demás. A Eulalia le fueron despojados sus cinco hermanos, Baltazar (12), Gregorio (nueve), Petrona (ocho), Anita (cuatro) y María (tres); y a sus padres Isabel (31) y Esteban (40).
    – ¿Cómo mataron a todos?
    – ¡Bala! Rifles grandes que disparaban, y si no le daban con las balas, tomaban los machetes y los cuchillos. A mi mamá le cortaron los brazos, ella estaba embarazada, recuerda Eulalia.
    Su vida después de la masacre no fue vida. Al retroceder tres décadas, llora por lo que tuvo que afrontar. Luego de relatar los acontecimientos, se cubre el rostro con las manos, respira, limpia las lágrimas y continúa. Huyó de Quiquil ese día, pasó por otras tres aldeas cercanas en donde le ofrecieron posada y tortillas. La niña de ocho años corrió por las montañas frías de Huehuetenango asustada, sin familia, sin comida y sin refugio. Estuvo 24 años fuera de su caserío, se casó y tiene diez hijos.
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    Eulalia acompaña los restos de sus ocho familiares asesinados por los militares.
    La aldea El Quetzal fue uno de los lugares que le dio refugio a Eulalia, está a pocos minutos de Quiquil. Desde ahí, en 1982, Domingo Nicolás escuchó la explosión de las bombas, vio el humo de las casas a las que el Ejército prendió fuego y sintió el olor de las milpas quemadas, a raíz de eso.
    Él sabía que debía averiguar qué habia pasado en Quiquil. Llegó una semana después de la masacre por miedo a que le ocurriera algo, cuando entró al caserío solo encontró restos calcinados, incluso los de sus cuñados.
    Comenzaba la noche eterna en Quiquil, de su historia solo quedaron las cenizas ese día, el olor a muerte se mezcló con las nubes negras.
    Unos ocho meses después algunos de los que huyeron regresaron para explorar sobre lo que había quedado. Esparcidos por distintas áreas, los cuerpos de sus familiares y vecinos, destruidos, irrespetados, calcinados. Sus casas, sus animales y sus plantas también fueron arrasados por los militares. Lo único que quedaba era volver a empezar, y así lo hicieron.
    Cuando cada cuatro años un nuevo gobierno plantea nuevas rutas de desarrollo humano se olvida de Quiquil. Los habitantes tienen que utilizar un motor para generar electricidad y alumbrar con algunas bombillas el área comunal de la cocina y el comedor. En la cima de la montaña no existen las alcantarillas, ni los baños formales; para defecar y orinar utilizan letrinas hechas con madera. La mayoría de viviendas son del mismo material.
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    En el velatorio se observa a un hombre contemplando los ataúdes reposando y esperando la inhumación.
    En Quiquil existe solo una escuela con dos aulas, creada por una organización independiente, en donde un profesor instruye a 17 alumnos en los distintos grados. Él debe caminar unos 45 minutos desde su aldea para impartir los cursos.
    “Uno de los componentes del proceso de justicia de transición es profundizar en las causas que produjeron esas violaciones a los Derechos Humanos, y una de las razones del conflicto armado interno fueron las graves deficiencias de desarrollo y la decisión de varios grupos de enfrentar esa situación a través de la lucha armada”, enfatiza Lucy Turner, coordinadora del Programa de Acompañamiento para la Justicia de Transición (Pajust) del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Guatemala
    Pero, no solo el estado físico de las cosas está abandonado en Quiquil, el alma y la mente han estado poco acompañados desde 1982. La organización Tierra Nueva –que trabaja el tema sicosocial en las víctimas de masacres y desapariciones– comienza ahora las sesiones grupales con los habitantes del caserío. Deberán hacer un diagnóstico para saber qué es prioritario tratar.
    En su experiencia en otras comunidades, Keisi Hernández, coordinadora del proyecto psicosocial de Tierra Nueva, comenta que los sobrevivientes presentan ansiedad, culpa y un duelo alterado.
    Marco Antonio Garavito, de la Liga Guatemalteca de Higiene Mental, resalta la fortaleza de la cultura maya. “Es un dolor y un afrontamiento histórico, es una de las visiones que hay que rescatar, el carácter fuerte y heroico porque han reconstruido sus vidas, sus comunidades, y no han ido más allá porque no ha habido un Estado que acompañe y refuerce”, opina el experto.
    La preparación de la comida estuvo a cargo de las mujeres, en una cocina y un comedor comunal organizado.
    1. El alba
    Junto a Eulalia hay más familiares de quienes fueron asesinados el 28 de junio de 1982. El pasado 20 de enero esperaban atentos y ansiosos los restos de quienes no pudieron despedirse, pero que a la noche podrán tenerlos en ataúdes formales para inhumarlos al próximo día.
    Los restos del hermano de Francisco Mateo, Mateo de Mateo Diego, fueron exhumados en agosto de 2009 junto con las más de 64 víctimas de la masacre. Francisco recuerda aquel domingo 27 de junio en Santa Eulalia, la aldea en donde han vivido él y su padre. Mateo los visitó desde el sábado, comieron, platicaron y la pasaron bien, estaban tranquilos, reían. Cuando Mateo se despidió, lo último que le dijeron fue que se cuidara en el camino. Poco podían saber que ese sería el último consejo.
    “Mi mamá murió de tristeza, Se queda uno triste en el corazón porque mi hermano era bueno con mi mamá. Pasaba llorando todo el día, toda la noche, todo el día, toda la noche… nosotros también lloramos”, lamenta Francisco.
    Mateo de Mateo Diego vivía en Quiquil junto con su esposa, ella pudo escapar y contar lo que sucedió, estuvo en las montañas durante una semana. Según Francisco, ella ha contado que hubo helicópteros persiguiendo a los que huían.
    El hermano de Francisco es uno de los 49 individuos que serán inhumados al día siguiente de este relato.
    Fue la Fundación de Antropología Forense de Guatemala (FAFG) quien hizo la investigación para determinar cómo se exhumarían los restos que permanecían en cuatro fosas y una cueva alrededor del caserío. Desde agosto de 2009, cuando trasladaron los restos al laboratorio, determinaron que eran al menos 49 víctimas de esa masacre, aunque esto no significa que no existan más, sino que por el paso del tiempo, y porque los cuerpos fueron quemados, ya no se pudo clasificar con certeza cada resto.
    De esos 49, solamente seis fueron identificados plenamente por ADN, aunque todos los familiares recibirán restos de las víctimas, un cuestionamiento que se le realiza al subdirector de la FAFG, José Suasnávar.
    El antropólogo confirma que las osamentas coinciden con los relatos de los sobrevivientes. Pues, la Fosa 1, la más grande, es donde se descubrieron al menos 27 hombres, y en las otras fosas y en la cueva se encontraron niños y mujeres. Había evidencia de arma de fuego y fracturas por quemadura.
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    Una de las mujeres espera en el ingreso del caserío para encontrarse con los restos de sus familiares asesinados.
    La inhumación informal fue en el mismo lugar en donde los dejó el Ejército. “Si hablamos de la Fosa II, ellos saben quién murió ahí, y si ellos dicen que murieron dos mujeres y justo hay restos de dos mujeres, entonces así hacemos la identificación sin ADN”, comenta.
    En tanto, Sara Vásquez –del Grupo de Apoyo Mutuo (GAM)– quien acompañó a las víctimas en los procesos legales para la exhumación y la posterior inhumación, apunta que cuando llegaron a la comunidad, lo primero que gestionaron fue el documento de identificación personal porque cuando el Ejército cometió la masacre quemaron todos sus papeles.
    Los habitantes de Quiquil dejaron de existir para los registros estatales, no han ejercido el voto en la época democrática y no han informado de los cambios en sus comunidades.
    Una de las prioridades de la justicia de transición es el derecho a conocer la verdad, a saber qué fue lo que sucedió con los muertos, los desaparecidos, los secuestrados y los torturados.
    En este caso, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) ayudó a que las víctimas sobrevivientes tuvieran un lugar en donde depositar los restos de sus familiares. La organización construyó los nichos a solicitud del Programa Nacional de Resarcimiento (PNR) que en los últimos años ha carecido de presupuesto suficiente para cumplir con, al menos, medidas de reparación como estas. Incluso en el presupuesto de este año les fueron asignados Q25 millones, de los Q300 millones que solicitan.
    “Existen dos caminos en los casos de las masacres, uno de búsqueda y otro de justicia, hay casos en los que se resuelven los juicios, pero no se han encontrado los cuerpos. Guatemala es uno de los países con más desaparecidos en Latinoamérica pero de los que menos invierte, creo que ha habido un problema de comprender la necesidad humanitaria, se hace una relación con los procesos legales/judiciales y no se logra entender esa necesidad”, subraya Carlos Amézquita, coordinador del área de Desaparecidos del CICR.
    Termina la ceremonia maya, termina la inhumación. Solo queda despedirse de los ataúdes.
    1. El dÍa
    Finalmente, a las nueve de la noche del 20 de enero, el altar está listo frente a la escuela de Quiquil, las mujeres de la comunidad pasaron la tarde preparando los tamales, los frijoles y el café para el velatorio de las víctimas. Desde la cima de la montaña solo se escucha, no se ve; la neblina entorpece cualquier observación nocturna. A lo lejos se oye música, son los familiares que vienen de otras comunidades a celebrar la transición a la muerte de las víctimas. Ahí vienen los ataúdes, los restos que no sabrían si vendrían después de más de seis años. Las mujeres se alborotan en la entrada del caserío con candelas en sus manos, esperando una pequeña procesión hacia el altar de flores y velas.
    Durante la velación, los dirigentes de la comunidad hicieron énfasis en la inclusión de varias organizaciones que los ayudaron en distintos aspectos para lograr identificar a sus familiares y la distancia que el Estado ha tomado en esta historia.
    El dolor se sintió más fuerte cuando entrada la noche se leyó el memorial que quedará plasmado en el mausoleo especial de la masacre. Fue una reconstrucción de los sucesos consensuado por quienes sobrevivieron a la matanza. Luego, uno a uno fueron levantando su mano cuando preguntaban por la familia de cada fallecido, Eulalia asomó su voz en ocho ocasiones, se incluyó en el listado a su hermano nonato.
    Al día siguiente, la comunidad se prepara para la inhumación que será en los nichos construidos al lado de la fosa principal, donde se encontró al menos a 27 hombres, unos ochocientos metros abajo de la cima de la montaña.
    Los hombres se apresuran a cargar los ataúdes, luego las mujeres, los niños llevan las flores, los ancianos y ancianas ayudan con otros ornamentos. El sonido de una guitarra acompaña el trayecto, llegan al final y comienza la ceremonia maya. El sol cae portentoso sobre los sobrevivientes, es el amanecer de una noche muy larga, se acaba la oscuridad de treinta y tres años. La transición formal hacia la otra etapa de la vida comienza.
    “¡Aunque en este país no hay justicia, te ruego justicia, Señor. Nos mataron como animales, el Ejército vino e injustamente nos mataron. Yo como hijo de ellos, reclamo justicia!”, reclama a gritos uno de los familiares mientras las tumbas yacen en el piso frente a los nichos, rodeando la fogata de la ceremonia maya.
    La mayoría de los hombres son los encargados de cargar los féretros hacia su destino final en los nichos.
    Mateo de Mateo Pedro, presidente del Comité de Víctimas, resalta que los soldados no son los más responsables de la masacre. “Ellos no tenían la ley, de plano que el teniente, el coronel o los de alto nivel son los que tenían las órdenes para que el Ejército matara a nuestros seres queridos”, concluye.
    Francisco Mateo, el hermano de Mateo de Mateo Diego, coincide: “Los que tienen culpa son los gobiernos, sus militares. Tienen leyes que son órdenes de los gobiernos, no solo aquí pasó eso, pasó en otros municipios, otras aldeas”, dijo.
    La solicitud de justicia es importante, señala Edgar Pérez del Bufete de Derechos Humanos, es una reivindicación de las víctimas y un recordatorio para la humanidad. “En 1982 el Estado tenía compromisos internacionales que debía cumplir, la justicia es parte de la reparación, no solo hay que conocer la verdad sino a través de los procesos legales que deduzcan responsabilidades”, comenta el abogado.
    Antes de partir a la inhumación, Eulalia brinda un discurso a la comunidad, sus palabras son un mensaje a los que tratan de olvidar el pasado. “Aunque algunos dicen que ya es pasado, el dolor sigue estando ahí, aunque algunos dicen que lo que sucedió ya sucedió, el sentimiento está ahí”.


    Pavel Gerardo Vega pvega@elperiodico.com.gt | 2016-1-31

    viernes, 22 de enero de 2016

    Guatemala: La voz de los presos políticos Palabras testimoniales de Saúl Méndez y Rogelio Velásquez Ante el mundo dando a conocer su inocencia y libertad

    “Saludamos a todos los medios de comunicación para hacerles saber que hemos logrado esclarecer la verdad de nuestra lucha y nuestra inocencia ante el mundo. A pesar de tanta calumnia y mentiras, de falsas voces que se prestaron para inventar delitos y pintarnos ante la prensa y otros medios como los más grandes criminales del país y de todo el mundo, donde se decía que somos terroristas y un sinfín de delitos más, de los cuales ninguno pudo ser probado. Primero estuvimos presos durante nueve meses en el Centro Preventivo de la zona 18 de la ciudad de Guatemala. Cuando vieron que era imposible vencer nuestras fuerzas nos recapturaron acusándonos de delitos que fueron montados, haciéndonos la vida imposible durante veintiocho meses y fracción de días.
    A nuestras esposas, a nuestros hijos, a nuestros padres, hermanos y vecinos, lamentamos mucho el sufrimiento que vivieron junto a nosotros. De igual manera nuestros compañeros están acusados injustamente y por eso están en la cárcel de Huehuetenango; Mynor López con casi veintiocho meses yDon Ermitaño López con más de seis meses. Otros están en el Centro Preventivo de la zona 18;Rigoberto Juárez, Domingo Baltazar y nuestros hermanos barillenses; Adalberto Villatoro, Arturo Pablo y Don Francisco Juan. Todos criminalizados, todos sin libertad, todos acusados de delitos falsos.
    En nombre de nuestra inocencia probada una y otra vez, pedimos a las autoridades, al Ministerio Público y Juzgadores que atiendan nuestros casos lo más pronto posible, porque todos somos inocentes. Todos somos parte de un pueblo que lucha en defensa del territorio, de la Vida, del Agua y del futuro de nuestros hijos e hijas, del Pueblo Maya, del Pueblo Mestizo, de toda la sociedad. Esperamos que nuestras peticiones sean escuchadas lo más pronto posible y esperamos la pronta liberación de nuestros compañeros para la conformidad de sus familias y nuestros Pueblos.
    También exigimos que sean anuladas todas las órdenes de captura de nuestros compañeros defensores y defensoras porque les están violando todos sus derechos. Por otra parte ni siquiera pueden salir a trabajar conformemente por las amenazas de las empresas transnacionales a través de las fuerzas armadas de nuestro país.
    Nos preocupa lo que está sucediendo en el municipio de San Mateo Ixtatán, pedimos a las autoridades su intervención, siempre que escuchen la voz de los comunitarios y no se dejen llevar por los intereses de las empresas que solo buscan llevarse nuestros recursos naturales.
    Dejamos constancia de nuestra preocupación por nuestra vida, ahora que estamos en libertad, le pedimos a las autoridades garantizar nuestra seguridad, la de nuestras familias, hijos e hijas y en general la de todas las personas y organizaciones que apoyaron nuestra libertad.”
     
    Huehuetenango, 22 de enero de 2016
     
    Más de mil días, más de tres años de prisión injusta y sin causa alguna
    Hoy desde Los Altos Cuchumatanes quienes firmamos este comunicado queremos manifestar nuestra más inmensa alegría por la liberación de dos luchadores sociales y defensores del Territorio de Santa Cruz Barillas: Saúl Aurelio Méndez y Rogelio Antonio Velásquez, condecorados con la Orden Monseñor Gerardi, a los Derechos Humanos. Cuando a Saúl y Rogelio se les pregunta cuánto tiempo pasaron en la cárcel ellos responden “la primera captura, nueve meses  y esta la segunda 28 meses, más de tres años de estar encarcelados injustamente. En los dos procesos penales fuimos  absueltos por falta de pruebas. Lo difícil es para los que vivimos y sufrimos prisión injusta, teniendo que soportar las condiciones inhumanas de la cárcel.”
    Es muy fácil exculpar al Estado de Guatemala diciendo que las ausencias y rezagos históricos son los responsables de que hoy los Defensores de la Madre Tierra, sean tratados como delincuentes y criminales. Hoy las empresas transnacionales en complicidad con el Ministerio Publico y Organismo Judicial quieren callar nuestros ideales, conciencia y principios de vida privándonos de nuestra libertad.
    La defensa y liberación de Saúl y Rogelio se logró con el apoyo de un equipo extraordinario de abogados del Centro de Accion Legal de Derechos Humanos CALDH y la Asociación de Abogados y Notarios Mayas de Guatemala NIM AJPU y demás personas y organizaciones quienes siempre estuvieron al tanto de lo que pasa alrededor de este caso. A todas y todos “dirigimos nuestro más profundo agradecimiento” aseguran Saúl y Rogelio.
    Las familias de Saúl y Rogelio, las organizaciones sociales y en defensa del territorio, organizaciones de derechos humanos a nivel nacional e internacional, abogados, estudiantes, académicos, académicas, medios alternativos de comunicación, guías espirituales, iglesia católica, iglesia evangélica, feministas, líderes y lideresas, campesinos, indígenas, jóvenes, artistas alternativos; estamos convencidos de que solamente cada uno de nosotros, nuestras comunidades, municipios y pueblos podemos organizada y pacíficamente cambiar este situaciòn de persecución y criminalización.
    La protección de la Madre Tierra y la Vida es un derecho y obligación de acuerdo a nuestros principios como Pueblos, respaldados por la legislación guatemalteca, aunque a otros les sirvan para judicializarnos y criminalizarnos. Hoy quedan a la espera de su libertad siete hermanos del Norte de Huehuetenango: Adalberto Villatoro, Arturo Pablo, Francisco Juan, Mynor López, Rigoberto Juárez y Domingo Baltazar, quienes son inocentes y para quienes exigimos su pronta libertad, al igual que para los presos políticos de otros departamentos.
     
    La democracia es posible, sin presos políticos
    Saúl y Rogelio viven, la lucha sigue
    Libertad para todos los presos políticos
     
    Huehuetenango, 22 de enero de 2016
    Asamblea Departamental de Pueblos de Huehuetenango, ADH,
    Alianza Política Sector de Mujeres
    Alianza por la Solidaridad
    Amigos de la Tierra
    Ana Lucia Soto
    Andrés Cabanas
    Asociación de Abogados y Notarios Mayas de Guatemala, Nin Ajpu
    Asociación de Mujeres A´qab´al
    Asociación de Mujeres Guatemaltecas, AMG
    Asociación de Mujeres Guatemaltecas, Mamá Maquín
    Asociación Feminista La Cuerda 
    Centro de Estudios y Documentación de la Frontera Occidental de Guatemala, CEDFOG
    Centro para la Acción Legal en Derechos Humanos, CALDH
    Colectiva Actoras de Cambio
    Colectivo Madre Selva,
    Colectivo Noj - Quetzaltenango
    Colectivo Vida, Justicia y Libertad para las Mujeres, Huehuetenango
    Collectif Solidarité avec Guatemala, Toulouse
    Comité de Derechos Humanos de Base de Chiapas Digna Ochoa, México
     Convergencia de Derechos Humanos,
    Coordinación y Convergencia Nacional Maya, Waquib´Kej
    Equipo de Estudios Comunitarios y Acción Psicosocial, ECAP
    Familia de Rogelio Velásquez
    Familia de Saúl Méndez
    Familias de los presos políticos del Norte de Huehuetenango
    Fernando Soto
    Fundación Tierra Nuestra
    Maestría en Gestión Social para el Desarrollo Local, FLACSO, Quetzaltenango
    María de los Ángeles Rodríguez
     Movimiento de Artistas Indignados de Xelaju, MAIX
    Movimiento de Mujeres Mayas, Huehuetenango
    Movimiento de Trabajadores/as-Campesinos/as, MTC, San Marcos
    Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala, ODHAG
    Plataforma de Solidaridad con Chiapas y Guatemala, de Madrid
    Plataforma de Solidaridad de Barcelona con Guatemala
    Red Ciudadana en Rebeldía
    Sandra Moran
    Simona Yagenova
    Solidarity Network, Reino Unido
    Unidad de Protección a Defensores y Defensoras de Derechos Humanos de Guatemala UDEFEGUA
    Voces de Mujeres

    jueves, 21 de enero de 2016

    NO PODRÀN CALLARNOS. Por eso los responsabilizamos públicamente de cualquier atentado en contra de quienes clamamos por la justicia.


    MIGUEL ANGEL ALBIZURES
    Frente a la Torre de Tribunales y otros lugares, los familiares de los militares detenidos y los miembros de Avemilgua y de la Fundación contra el Terrorismo, estuvieron distribuyendo un volante en el que nos acusan, a Frank LaRue, Iduvina Hernández y a quien esto escribe, de terroristas, se escudan en el anonimato tal como lo hicieron en un comunicado en el que aparecen con el nombre “Movimiento Civil Republicano Anticomunista” que distribuyeron antes de este panfleto y en el que nos mencionan a 11 personas miembros de organizaciones populares, entre ellas a la magistrada Yassmin Barrrios y a la exfiscal general Claudia Paz y Paz a quienes odian a muerte, y todo, porque a sus compinches les han aplicado la ley.

    No es raro este proceder, ya lo hicieron en 1954 los que tenían el sello de anticomunistas en la frente, inventando diversos nombres y así lo hicieron a finales de los años setenta en nombre del ESA que según decían no era “Ejército Secreto Anticomunista” sino “Ejército de Sandoval Alarcón”, que lanzó un comunicado en 1978 en el que a varios nos condenaban a muerte, incluyendo a Oliverio Castañeda de León asesinado en pleno centro de la ciudad al finalizar la marcha de conmemoración 20 de octubre de 1978.

    El objetivo que persiguen, como lo declararon militares en un canal de televisión en el que les entrevistaron, es lograr una ley de punto final y de paso meternos miedo y callarnos para que no opinemos sobre los hechos del pasado y la necesidad de que funcione el sistema de justicia en forma independiente y sin aceptar presiones de ninguna naturaleza. Lo que sigue estando claro es que, como siempre, no les da vergüenza falsear la historia, tergiversar los hechos, negar los crímenes contra la población civil y presentarse como los salvadores de la patria, como los héroes por haber arrasado y desaparecido del mapa aldeas completas. El caso de las osamentas encontradas en terrenos militares de Cobán o de Comalapa, en donde se encontraron los restos de dirigentes sociales detenidos en la capital o en los municipios, no se pueden negar y debe dejarse en manos de la justicia su esclarecimiento. El caso del sindicalista Samuel Villatoro es un ejemplo de ello, secuestrado el 30 de enero de 1984 en la colonia Primero de Julio e identificados sus restos en un cementerio clandestino en terrenos militares de Comalapa, Chimaltenango.


    Mientras vivamos, no nos van a callar, pero como todos saben, los dinos están heridos y amenazantes, y por eso los responsabilizamos públicamente de cualquier atentado en contra de quienes clamamos por la justicia y exigimos el derecho a expresarnos libremente.
    http://elperiodico.com.gt/2016/01/21/opinion/no-podran-callarnos/

    martes, 19 de enero de 2016

    GUATEMALA FUE ESCOGIDA COMO SEDE DEL XIII FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE Y VIDEO DE LOS PUEBLOS INDIGENAS



    La Coordinadora Latinoamericana de Cine y Video de los Pueblos Indígenas CLACPI que lleva 30 años de trayectoria, en su asamblea realizada en noviembre del 2015 en Temuco, Chile, se escogió a Guatemala como sede del XIII festival internacional de cine y video de los pueblos indígenas que se realizara en el año 2017.

    Celebramos también que las y los miembros de CLACPI hayan apoyado a los países de MESOAMERICA al trasladar la Coordinación general a México, el nuevo coordinador general es el hermano Mariano Estrada del Comité de Defensa de la Libertad Indígena CDLI, Xi’nich (México).

    CLACPI realiza cada dos años el festival internacional de cine y video de los pueblos indígenas, FICWALLMAPU 2015 se realizo en el pueblo Mapuche, en Temuco, Chile y en Bariloche, Argentina, en el mes de noviembre.


    La Coordinadora Latinoamericana de Cine y Comunicación de los Pueblos Indígenas somos personas de diversas organizaciones indígenas y no indígenas, de varios países de América Latina, que a manera de red, desde 1985 realizamos diferentes actividades de colaboración, intercambio y apoyo mutuo en comunicación desde una mirada integral, así como en la capacitación, producción, difusión de cine y video indígena.





    Quienes integramos CLACPI asumimos el cine y/o video indígena como un espacio que da voz y visión digna al conocimiento, cultura, proyectos, logros y luchas de los pueblos indígenas. Implícita está también la noción de que este tipo de cine y video requiere de mucha sensibilidad y de la participación activa de las y los protagonistas que aparecen en la pantalla.

    FESTIVALES REALIZADOS POR CLACPI







    http://www.clacpi.org/

    LOS INSTRUMENTOS MODERNOS DE COMUNICACIÓN DENTRO DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS

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    Por Mariano Estrada

    Coordinador General de CLACPI
    El campo de la comunicación indígena parece indicarnos que se ha ajustado al tiempo y espacio en que se desenvuelven los aborígenes de cada región.
    Muchos son los actores en la actualidad en el ejercicio de los nuevos y modernos elementos de comunicación que rodean el mundo audiovisual indígena que van desde iniciativas personales hasta colectivas. Estos últimos son los componentes fundamentales como para que hoy, la comunicación indígena haya alcanzado un lugar importante en el corazón de los pueblos a lo largo y ancho de América. Una red de comunicadores indígenas como la Coordinadora Latinoamericana de Cine y Comunicación de los Pueblos Indígenas (CLACPI), es una muestra de que hay una interés palpable por hacer una comunicación distinta, una comunicación verdadera donde las y los indígenas son ahora actores y partícipes con miras a la construcción de un mundo mas justo, digno y equitativo.

    La comunicación indígena en la práctica
    Los instrumentos más visibles en la esfera de la comunicación indígena; están  la radio y el video documental. La fotografía y el cine ficticio, son aun modos distintos que no se han consolidado como medio de comunicación aborigen. Aquí, citamos algunas experiencias de como funcionan y se adhieren los instrumentos de comunicación en el entorno indígena.
    Al tomar en cuenta la experiencia de otras estaciones de radio que  llevaban algunas hasta 30 años exigiendo ante la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) un permiso para operar en una frecuencia  sin una respuesta favorable ( para el caso de México), optan por transmitir sin licencia en cualquier frecuencia, sobre todo en la frecuencia modulada y con baja potencia que no rebasaban los 10 km. a la redonda cuando mucho. Cabe destacar que esta manera ilegal de transmitir, la venían ejerciendo varios colectivos, pero que sin duda alguna toma auge apenas a finales de los años ‘90s.
    Se dice que la radio se volvió una comunicación propia en el sentido de que aquí se deja oír un real sentir de los pueblos originarios, se deja palpar la veracidad de los acontecimientos sin alterar los datos en un filtro como el caso de las estaciones de Radios Indígenas del estado. Aquí, se dejan compartir experiencias comunitarias y propuestas que realmente beneficien a los pueblos. Se denuncian hechos que lastiman la integridad de la comunidad y de sus pobladores.
    Los esfuerzos por hacer una comunicación propia usando frecuencias que de alguna manera dan control y poder al que los usa, mermaron de algún modo ante la persecusión y desmantelamiento de dichas emisoras por parte del estado mexicano que los consideraba, Radios Ilegales. Tenía que intervenir aún violando las garantías individuales y colectivas al acceso y uso de lo que hay en el país, como es el caso del espectro radioeléctrico. Las fuerzas del estado quemaron equipos de transmisión de radios comunitarias, reprimieron, persiguieron, encarcelaron y en el peor de los casos desaparecieron comunicadores indígenas. Esta última lógica fue aplicada y sigue siendo aplicada en todos los niveles del sector periodístico que hablan sin falacia sobre el estado mexicano y su sistema de política represiva en el país. Hay que destacar que hacer periodismo en México es sinónimo a escribir el propio testamento, pues a mas de uno le puede incomodar la información divulgada.

    Muchas estaciones de radio operaron y siguen operando sin la autorización de la SCT. En otras palabras, fueron obligados estos diversos colectivos a orrillarse a esta conducta, de operar sin permiso, ya que es un calvario poder adquirir una. Si la SCT llegara a otorgar una, lo hace con una gran cantidad de condicionantes, como el no emitir Spot, cortinillas con fines de lucro, ni propaganda política etc… Se ocupará únicamente para transmitir música, entre otras cosas poco significativas para un pueblo entero, vivo y sincero, como es el pueblo indígena. La concesión otorgada casi reza el cierre de la radio antes de su operación.
    Para el caso de las imágenes en movimiento1, como describiera Gerylee Polanco Uribe y Camilo Aguilera Toro, también adquirió un lugar muy importante en la comunicación indígena, o mejor dicho en el corazón de los pueblos indígenas.

    Quizás no con mayor intensidad como las Radios Comunitarias como también se les llama a las Radios Indígenas de verdad, pero si como el mas vistoso, impresionante y caro en este sector. Sin embargo, la pasión que adquirieron algunos videoastas indígenas obligaron a que los recursos pasaran a segundo término. Tal pareciera que la magia de las imágenes hace posible lo imposible, pues también hay un número significativo  quizás así de similar a los radialistas que los videoastas. En su mayoría, estos realizadores indígenas son documentalistas, pareciera que esta categoría es la que mejor recoje la situación de los pueblos indígenas, por el hecho de que aquí se ocupa la imagen para denotarla. Pero mas que eso, es el hecho de que la realidad y acontecer diario de los pueblos indígenas está a la mano y requiere de poco esfuerzo para llevarla a la pantalla, caso contrario para la ficción, donde se ocupa la creatividad en el desarrollo del guión, Story board, etc… para su producción. Por ello mismo, pocos -aunque siempre hay algunos- que van incursionándose en ése ramo y otros tantos en la categoría experimental.

    Los contenidos a tratar o tratados en los materiales audiovisuales, giran en torno a: Derechos humanos, Derechos de los pueblos indígenas, Igualdad de género, Jóvenes, Migración, Medio ambiente, Cultura, Educación, Agrícola, política y sociedad; por mencionar algunas. Al igual que la radio, los contenidos del video son propuestas en su mayoría por los pueblos originarios de la región. El papel del realizador es trabajar la temática y la estética necesaria para llevarla a las pantallas y que el mensaje sea claro y fluído tanto para el público interno como externo. Dichas producciones son divulgadas posteriormente en muestras itinerantes en laS comunidades indígenas de la región para reforzar el espíritu colectivo y por supuesto la temática tratada. Después de cada exhibición, se abre un debate con los participantes para reflexionar en las cosas que faltan para el desarrollo y los derechos de los pueblos indígenas.

    Uno de los efectos considerables de esta muestra itinerante, es el papel mediático que ejerce en los conflictos sociales e intercomunitarias, que siempre las hay, aún aquí en las comunidades indígenas.  Una comunidad indígena, se fractura por diversas razones, que van desde posiciones políticas, religiosas, organizativas etc… que se vuelven protagonistas antagónicos que laceran la comunidad. Y aquí es donde el video ha encontrado su verdadero razón de ser, con casos muy sensibles que obligan a seguir colaborando por la causa justa y noble paz de los pueblos indígenas.

    Unas veces a título personal, otras veces en colectivo al cual el realizador es parte, los materiales producidos son exhibidos en museos, festivales o muestras de cine dentro del país, o en el mejor de los casos a nivel internacional. Justo en estos lugares es donde el video indígena toma un referente importante y significativo. Realizadores indígenas y colectivos del continente que va desde la Patagonia hasta Alaska, se encuentran  aglutinadas en una red llamada Coordinadora Latinoamericana de Cine y Video de los Pueblos Indígenas (CLACPI) que nació en 1985 con su 1er. Festival en la ciudad de México y que de manera irregular se realizaron los siguientes festivales, pero que a partir del VII festival internacional  realizado en Santiago, Chile en el año 2004 se realiza hoy con un intervalo de cada dos años en distintos cedes de América.

    Caso particular mereció el XII Festival internacional de cine y video de los pueblos indígenas que se realizó en Argentina y Chile el pasado mes de noviembre de 2015, debido a que esta organización cumplía esa fecha, 30 años de trayectoria. Vale mencionar que son varios realizadores independientes y colectivos que están solicitando formar parte de esta enorme y vigorosa red de comunicadores indígenas, única en su estilo y que a sido acreedor de reconocimientos internacionales como….Fray Bartolome de las casas 2013, otorgado por La Secretaría de Estado de Cooperación Internacional y la Casa América de España, por su gran aporte en la protección de los derechos, el respeto a sus valores y la aportación colectiva y constructiva en la comunicación de los pueblos indígenas. Además, a través de CLACPI, los materiales producidos desde cada una de las regiones indígenas del continente Americano, son exhibidas bajo el consentimiento del realizador y colectivo en festivales y muestras de cine indígena en España, Francia y otros países del continente europeo.

    La fotografía también merece una mención en éste apartado, pues al igual que la radio y quizás el mas práctico en su uso y alcance que tiene este medio en el trabajo de la comunicación aborigen. Hay un buen número de fotógrafos indígenas que retratan el acontecer de sus comunidades y la vida propia de los pueblos agregando a estos las ceremonias sagradas y por su puesto los constantes despliegues que hacen en las grandes ciudades para manifestarse y denunciar la represiva actitud del estado y sus reformas constitucionales que destruyen la integridad de la comunidad. Una cámara fotográfica es ligeramente mas práctica que el video, aunque la radio es igual de práctica, la fotografía supera en ésta por el simple lema de, ‘Vale mas una imagen que mil palabras’.
    Caso particular merece el tratamiento del cine que, aunque tenga un parecido al video sin embargo es ligeramente mas complejo y muy costoso. Por lo que, son pocos los realizadores indígenas y colectivos que experimentan trabajar en este medio y que también comienza a sonar como un eco para ser parte de la comunicación indígena. Hay una gran inquietud por explorar esta categoría, sin embargo, aún no le ha llegado la era en las comunidades indígenas.
    Como citamos con anterioridad, no hay fondos suficientes como para explorar otras áreas de comunicación como lo es también la televisión. Pero hay que mencionar, que hay algunas televisoras comunitarias que cuentan con una experiencia increíble en esto, por supuesto trabajando para las comunidades indígenas y sobre todo operadas por indígenas miembros de la misma comunidad de la  región.
    http://www.clacpi.org/mariano-estrada-los-instrumentos-modernos-de-comunicacion-dentro-de-los-pueblos-indigenas/