miércoles, 15 de enero de 2014

El fracaso de la política del gobierno de Otto Pérez sobre las y los migrantes

RED POR LA PAZ Y EL DESARROLLO DE GUATEMALA (RPDG)
COMUNICADO NACIONAL E INTERNACIONAL
El fracaso de la política del gobierno de Otto Pérez sobre las y los migrantes
Se cumplen dos años del gobierno de Otto Pérez y éste recibe ya una calificación muy pobre de parte de la población guatemalteca y los analistas políticos.  Desde la perspectiva de las y los migrantes guatemaltecos, la política exterior de Guatemala, pese a que se sustituyó al primer Ministro de Relaciones Exteriores y al hecho de que se tuvo el beneficio de la presencia del país en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas durante dos años, ha sido un desacierto. No solamente nos preocupan las posiciones tibias del gobierno de Guatemala para defender los intereses de las y los migrantes guatemaltecos, particularmente en los Estados Unidos, sino que también el enfoque limitado en materia de política exterior, en general. Otto Pérez, sin consulta a la población o siquiera a los partidos políticos, se presentó en la escena internacional favoreciendo la descriminalización de la droga; al hacerlo sin estudios ni respaldo, levantó sospechas de un posible convenio con el narcotráfico, aparte de ser mal visto por Washington. Si se deseaba actuar con seriedad en este tema, se pudo haber seguido el ejemplo del Uruguay y algunos países europeos, que han ido reconociendo que el prohibicionismo conduce a la criminalidad; el problema debe abordarse, en primer lugar, a nivel interno. En los otros temas de política exterior, se percibe al gobierno actual de ser incondicional de Estados Unidos, muy cercano a Israel y otros Estados o territorios cuestionables, como Taiwán, favorable a las multinacionales y poco solidario con las causas genuinamente latinoamericanas.
En el tema de las y los migrantes, Otto Pérez se ha sumado a la no corta lista de nuestros presidentes, desde Berger hasta la fecha, que hablan mucho y no hacen nada. El gobierno ha sido extremadamente dócil frente a los Estados Unidos, lo que lo llevó a no presionar ni por el TPS (estatus de protección migratoria temporal) ni a disminuir las deportaciones desde Estados Unidos. Se creyó el cuento de que había que esperar a la reforma migratoria en los Estados Unidos para solucionar los problemas de guatemaltecas y guatemaltecos indocumentados, alargando el largo período en que somos los únicos centroamericanos sin ningún mecanismo de protección, lo que nos hace mucho más vulnerables. También se creyó el cuento de que disminuirían las deportaciones de connacionales, porque la presunta prioridad del gobierno de Obama era la deportación de quienes cometían delitos. El número de deportados en 2013, en general, fue el más alto de la historia estadounidense y en el caso de Guatemala fue, sin duda, el más grave hasta la fecha, con 50,221 personas enviadas de vuelta, muchas de ellas en forma violenta e injusta. Dio pena observar, en entrevista reciente de televisión, la manera en que Otto Pérez justificaba el aumento de las deportaciones, al afirmar que éste se debe a que más personas guatemaltecas tratan de entrar a Estados Unidos con la idea de salir beneficiados con la reforma migratoria. Esto es falso y constituye desinformación y pobre excusa. Al paso que va la reforma migratoria, con la gran resistencia que oponen los Republicanos, si es que se llega a una nueva ley ésta será sumamente restrictiva y no muchos guatemaltecos podrán beneficiarse con ella. También aduce el gobierno que fue Guatemala el país que estuvo más cerca de sus migrantes en los pasados meses, cuando se discutía la reforma migratoria. Esto es igualmente falso, porque los contactos gubernamentales se redujeron a los pequeños grupos que dirigen algunas organizaciones de migrantes y no se ampliaron a las comunidades chapinas. Peor aún, Otto Pérez hizo presencia en Nueva York para hablar ante la Asamblea General de las Naciones Unidas y, por primera vez en más de 10 años, el Presidente de Guatemala “no tuvo tiempo para reunirse con la comunidad guatemalteca”.
El gobierno aduce que los migrantes son su prioridad en materia de política exterior. Así debiese ser, teniendo en cuenta que las remesas representaron un ingreso de divisas por un monto de 5,105 millones de dólares, prácticamente equivalente a la mitad de las divisas producidas por todas las exportaciones del país. Nuestro principal “producto de exportación” resulta ser ahora la persona migrante, hombres, mujeres y niños. No obstante, aparte del ofrecimiento de habilitar más consulados, lo cual es también una necesidad del Estado, muy poco se hace para apoyar a las y los migrantes para solucionar sus abundantes problemas y necesidades en el norte. Por un período sumamente largo, el gobierno fue incapaz de emitir pasaportes en el exterior, sabiendo que en Estados Unidos no se cuenta con ningún otro tipo de documentación que respalde a los migrantes. Se habla –y no se concreta—de la reforma de la Ley Electoral y de Partidos Políticos que, supuestamente, nos va a permitir votar en el extranjero para Presidente y Vicepresidente; pero la emisión del DPI sigue siendo un proceso lento e ineficiente. Además, este gobierno no se ha preocupado de que se respete el derecho a elegir y ser electo en forma completa. Según la propuesta actual, no podremos votar para diputados en lista nacional y mucho menos tener representantes nuestros en el Congreso. Una vez más exigimos que las y los ciudadanos en el extranjero, en la Diáspora, constituyamos el distrito electoral 24, con los mismos derechos que la ciudadanía en el interior del país.
Finalmente, el gobierno de Guatemala sigue sosteniendo un ente que no sirve para mayor cosa (en realidad para nada, excepto para generar problemas), porque se resiste a modificar sustancialmente la Ley del Consejo Nacional de Atención al Migrante de Guatemala (CONAMIGUA). Los migrantes seguimos ausentes en dicho Consejo, pese a nuestra insistencia por tener voz y voto en las decisiones que nos conciernen. Hay contemplado un Consejo Asesor, conformado, entre otros, por personas migrantes que carecen de legitimidad y respaldo, al ser electos por pequeñas camarillas. Acabamos de recibir mensajes de una serie de discusiones y pleitos que se han generado en las llamadas mesas consulares, particularmente en Los Ángeles, porque el gobierno, en forma maquiavélica, ha ofrecido fondos para desarrollar algunas actividades y diversos grupos quieren aprovecharse de esos recursos. ¡Una buena forma de dividir a las y los migrantes!  Los problemas en Los Ángeles y otros lugares son una consecuencia directa de la inoperante y antidemocrática Ley del CONAMIGUA, y ya los habíamos anticipado en comunicaciones hechas a los gobiernos de Colom y Pérez.
Resulta claro que el gobierno de Otto Pérez está ya en declinación, por privilegiar los intereses de los poderosos por encima de los intereses de las grandes mayorías. Es lo mismo en el país y en la Diáspora. No obstante, no podemos dejar de exigir que cumpla con sus ofrecimientos de apoyar más firmemente a los connacionales en el extranjero. Nosotros sugerimos que se organice una reunión en los Estados Unidos, de preferencia en Nueva York, de verdaderos representantes de las comunidades y organizaciones de migrantes elegidos en cada consulado de manera realmente democrática, y no de la gente de CONAMIGUA, para discutir una plataforma de trabajo que responda realmente a los intereses de la Diáspora en ese país. Solamente así podremos lograr que el  Gobierno de Guatemala tome el rumbo correcto en materia de migrantes en los Estados Unidos.
Estados Unidos, 15 de enero de 2014
Comité Ejecutivo de la Red por la Paz y el Desarrollo de Guatemala (RPDG)

No hay comentarios :

Publicar un comentario